miércoles, 1 de diciembre de 2010

Ida.

Cerraste la puerta, parecía que no querías ya ni un hasta luego
No me gusta cuando estas así, ni cuando estoy así
Como culpando reacciones o guardando comentarios
A veces suelo ser la causante de tu enojo lo sé, y vos de mis huídas lo sabes
Me fui porque no estábamos ahí, me dejaste ir porque te cansaste de mi
Mi nada fue tu todo para desbordarte y tu todo fue mi nada para nada.
Mientras caminaba mi mente estaba en blanco, cruce la calle, comí un caramelo que tenía en
 un bolsillo y se me cayó una lágrima, no era por vos o por lo que había pasado  o no.
Últimamente no me tolero ni yo, odio cuando no sé lo que me pasa.
Pero  ese momento  no lo odie, y me tolere.
Seguí caminando y quise escribir, saque mi aparato con números porque no tenía otra cosa
Y empecé con la frase un largo camino al sol, como a casa pensé y reí.
Escribí sobre lo que veía en esa caminata, cada uno en su mundo, luchando por el día a día,
queriendo llegar más allá, en fin locuras del momento.
Llegue al quinto mensaje y se me apagó, no pude guardar mi preciada improvisación y otra vez
en la nada, deseando llegar y sentarme en la sombra a dejar pasar el viento por mi piel me doy
cuenta que voy llegando al vecindario.
Que rápido llegué -me dije después de una hora y media de caminata, se ve que el tiempo en
 mi mente no fue nada, o solo porque no había sido un muy buen día y no por los demás, sino
que yo no sabía qué era lo que quería. Y nada, hoy no estuve, tampoco se a donde fui, ni triste
ni contenta, ni cerca ni lejos solo en suspenso, por ahí…
como estas ganas de hoy de nada en mi.

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